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Archivo de la etiqueta: Asesoramiento de Imagen


Si yo contara todos los romances que he tenido a lo largo de mi vida… la reputación de Ricardo Arjona sería un poroto al lado de la mía… Podría decir que he tenido un harem de amoríos que han dejado sus huellas marcadas en mi memoria y aquí les cuento alguno de ellos con lujo de detalles!

Desde pequeña fui muy soñadora y cada retazo de tela que se cruzaba en mi camino era un nuevo capitulo en mi imaginario que se convertía en traje de gala o vestido de fiesta con el que envolvía a mis muñecas… bueno, partes de ellas… de acuerdo a las represalias que tomaran mis hermanos con las pobrecitas, a causa de mi acciones pseudomaternales… Ellos me apodaban la mandona, en alusión a la parte que más me agradaba en el rol del que me apoderaba… Es que cuando el gato no estaba yo bailaba! Eso sí, cabe recordar que pasado un tiempo, mis directivas ya no surtían efecto y más de una vez después de intentar que se cumplieran hasta el hartazgo o corría y me escondía o me fajaban… En fin, el tema es que sin darme cuenta mediante el juego de vestir a mis muñecas, iba descubriendo lo que  querría para mí y cuando eso se concretaba, comenzaba un romance de telenovela que en muchos casos ha sido cortado por mi madre, pues ella consideraba que esa prenda ya no era digna de mi compañía y misteriosamente desaparecía… Alguna vez paso con los gatos también, pero no quiero desviarme de esta historia, así que lo dejo para otro momento.

Hubo una falda, aunque aquí le decimos pollera; que aun recuerdo como si fuera hoy… Creo que fue mi primer amor;  estampada con pequeñas pintitas blancas en un fondo azul, tenía dos cintas de raso del mismo color un poco antes del dobladillo, a la altura de la rodilla, el corte era acampanado y en la cintura tenía elástico, detalle que para la edad, era indispensable. Un estilo muy pin-up adaptado a las necesidades y usos de una niña de barrio. Como muchas de las cosas que tenía, me la había hecho mi abuela Ester, ella era una modista de Bragado, impecablemente prolija, que me acostumbro tanto a su prolijidad, que nunca mas encontré alguien que lo hiciera tan bien. En sus últimos años ya no cosía pero tuve la gracia de ser modelo exclusiva de sus diseños, para mis 15 años; con un vestido escote corazón en terciopelo azul marino cuya falda era en tafeta del mismo color y tenía un moño en la espalda a la altura de la cintura.

Volviendo al relato, esta pollera de la cual les hable, era para mí una compañera inagotable de excursiones, corridas, peleas, manchas y poliladron pero que sin incomodarme, me hacía lucir como una de mis muñecas… enteras claro!

Creo que en sus ultimas posturas ya se me veía el calzón de tan transparente y por eso la «quetejedi» tomo la decisión dejándome hasta hoy con la incógnita acerca de que sucedió con ella… a que parroquia o iglesia fue a parar o lo que es peor, si el triste destino acabo con ella en algún balde, reduciéndola de falda de diseño independiente a simple trapo de lustrar…

Tarde en recuperarme de tan dolorosa perdida pero finalmente los días color de rosa, o mejor dicho azul, volvieron a iluminarme cuando mi madre (en ocasiones recuperaba el titulo maternal) que de costura ni un hilván pero tejía como los dioses, en equipo con la abuela Ester, hicieron un vestido para mi, al mejor estilo navy o marinero. Era de mangas cortas, la parte del busto estaba tejida en hilo a dos agujas, con rayas en blanco, rojo y azul y la parte de abajo era de una gabardina finita, color azul marino. Lo estrene en un acto escolar y lo decore con unas cintitas bebe de los mismos tonos en la «colita» que me hice a un costado, dejando el resto del cabello suelto; estaba en segundo grado y me hacia sentir «so coco» usarlo, pero este fue un amor fugaz, marcado por la tragedia de un incendio en el lavadero de mi casa que por suerte no pasó a mayores, pero que no dejo rastros de mi tan preciada y pintoresca prenda, que no se encontraba allí de casualidad, ya que estaba junto al resto de mi vestuario por lo que aquella vez, quede como el Dr. Álvarez me trajo al mundo.

Luego de esa experiencia tuve una camisa que a veces me parecía un pijama, rayada en azul y blanco con cuello mao que usaba prácticamente como un uniforme y por supuesto también hubo una campera de jean que me compre con mi primer sueldo en el Soleil hace muchos años atrás; de la casa Turquoise, esa creo que se desintegro mientras la usaba…

A partir de allí tuve tantos romances, como en un principio mencione, que dios me libre si me preguntaran cuantos porque ya perdí la cuenta y me recibí de casquivana textil!

No se si ustedes creen en las predicciones o la astrología pero una vez me dijeron que yo no iba a tener un amor definitivo… que no estaba en mi destino ese amor único y eterno, sino que habría varios…

Y… si son como estos… «me gustan nacionales e importados», como diría Mae West!

De yapa, si no se ríen del payaso, aquí esta mi vestidito so coco!

Sol Fernández


Estas ultimas semanas me las he pasado en el municipio de mi ciudad y he tenido la sensación en todo momento, quizás por la solemnidad del edificio, que han sido dos semanas totalmente grises!
Debido a esto, comencé a preguntarme algunas cuestiones acerca de los colores, pero no desde la colorimetria, ni desde lo que comunican socialmente; sino desde lo que a mí me sucedía con ellos… Me dí cuenta que los colores, tienen una significado muy particular que esta directamente relacionado con mis recuerdos.
Legalmente rosa
Me costo años de mi vida, reponerme a la sobredosis de rosa, que por ser única mujer entre cinco varones me ligue! Uno entraba a mi habitación y no había rincón que no estuviera teñido en alguna tonalidad del mencionado color.Actualmente no tengo drama con usarlo pero hubo épocas en que ponermelo, me provocaba dolor de cabeza… se ve que tanto tiempo abriendo y cerrando los ojos rodeada de el, llego a teñir mis neuronas prácticamente!

Verde uniforme
Rebelde y soñadora desde los primeros pasos, usar uniforme para mi era una tortura que no me permitía jugar, ni crear y aunque pase por varios colegios, como era de esperarse, el color verde que predominaba en uno de mis uniformes, quedo como el símbolo inevitable de aquella sensación, que despertaba una especie de fuerza guerrillera en mi interior, que no sabía a que, pero se oponía!

Quiero negro
En aquellos años jamas se iba a imaginar una madre, que el negro sería el color de moda para las prendas de sus babies, que con apenas meses de vida, andan por la vida vistiendo misterio…
Yo quería negro a toda costa pero por supuesto la respuesta era siempre la misma -Cuando seas mayor de edad. Claro que a los 16 ya tenía en mi poder los chupines de ese color que combinaba con una remera integramente negra de Harley Daividson y las all star. Gracias a Dios no han quedado registros de eso pero más de uno que me conoce, debe recordarlo… es que daba miedo!

Blanco princesa
Aunque es muy común asociar el rosa con el color de una princesa, yo les conté lo que me sucedió con el.
Por eso yo veía como un color mágico y de ensueño, al blanco. El era el color que yo iba a vestir para cada ocasión importante en mi vida; incluso pensaba que por esa misma razón no era un color que usara a menudo o del que tuviera muchas prendas… Bueno, ahora que los pajaritos volaron de mi cabeza entiendo mejor… Con lo que ensuciabamos la ropa, que nos iban a poner blanco!

Rojo Maravilla
Soy del 75, cuando era chica había muchos héroes y heroínas dando vueltas por ahí pero ninguno era capaz de cautivar mi atención y dejarme hipnotizada por sus característica impecable y distinguida como la Mujer Maravilla. Aunque los colores blanco, azul y dorado también formaban parte de su increíble traje, el rojo quedó grabado en mi como un color que no se lleva en cualquier momento o a cualquier lugar y aunque no me lo pongo para salvar al mundo, guardo este color solo para los momentos en los que me siento capaz de conquistarlo!




Los complementos forman parte de nuestra imagen por lo tanto influyen directamente en el equilibrio total del vestuario. Por ello, hay recomendaciones a tener en cuenta cuando seleccionamos la bijou.

Si bien colores y estilos deben acompañar el resto del atuendo, en este caso el tamaño y el escote que llevaremos, la morfología del rostro que tenemos y la ocasión a la que vamos a asistir también son puntos para repasar antes de utilizarlos; recordemos que cada pequeña pieza en el rompecabezas que es nuestra imagen, es tan importante como el rompecabezas final.

Para dar prueba de ello, les propongo un ejercicio muy sencillo. Si armamos un rompecabezas y le quitamos aunque sea solo una pieza, verán que lo primero que notan, es la pieza faltante; lo mismo pasara si colocamos mal una de ellas, quizás se perciba un tanto menos pero de todas maneras habrá un «ruido» en la imagen final.

En cambio, si armanos ese mismo rompecabezas con todas sus piezas y cada una en su lugar, podremos ver la imagen que eligió proyectar quien lo creo, que es el objetivo final cuando construimos nuestra imagen personal.

Collares y gargantillas

Algunas cuestiones que podemos revisar para seleccionar nuestras alhajas, son evitar collares muy voluminosos si el busto es grande, muy pegados al cuello si este es corto o demasiado largos si se es pequeña o menuda en cuanto a la estructura corporal, ya que esto resaltaría dichas características.

Cuando hablamos de escotes, no solo nos referimos a esos, tipo Luciana Salazar junto a Diego Luna en aquella entrega de los MTV… El escote es la parte del cuerpo que queda al descubierto por el corte de una prenda, la zona del pecho es la más habitual, aunque también puede ser la espalda y en ocasiones pude referirse al corte de sisa.

El escote en V, es bueno acompañarlo con collares que terminen en forma de V o Y, mas largos o mas cortos, siguiendo las formas del mismo.

Para un escote redondo podemos optar por gargantillas o bijou corta, que queden dentro de los límites de la piel.

Si el escote es strapless, entonces la opción indicada, ya sea corto o largo, es que la parte más vistosa o principal este dentro del marco de la piel ya que de esta manera, no se perderá el detalle, como podría suceder si estuviera sobre el género.

Con un cuello bote o caído, ya que el mismo, es un centro de atención, la bijou discreta, corta y más bien pequeña, permite que este corte se luzca sin desviar la atención.

En el caso de los escotes polera, tortuga y de ese estilo, pueden verse bien con collares largos, en lo posible que no sean ceñidos a la altura del cuello.

Finalmente, los escotes tipo halter son para los que se recomienda no utilizar bijou en la zona del cuello, aunque se puede optar por unos buenos pendientes, brazaletes u otro tipo de complementos.

Aros

Podría detenerme a describir que tipo de aros va con cada rostro en cuanto a su morfología, aunque para ser más sintética y no extender infinitamente la nota, les diré el concepto general. En el tamaño de los mismos, por una cuestión de proporciones, elegir los pequeños es lo ideal para las contexturas menudas y los grandes para las de contextura de similares características, es decir que los aros deben acompañar el tamaño de quien los lleva. Por el contrario, cuando elegimos la forma, lo único que no debemos elegir es la misma forma que nuestro rostro.

Ej. Yo tengo el rostro alargado u oblongo, por ello los aros alargados, colgantes o con caída resaltan aun más esta forma y si mi objetivo fuera equilibrarla, estaría en la elección errónea. Claro que como buena rebelde sin causa, me gustan los aros largos, al punto de tener “rayitas” más que «agujeritos” por el peso de los mismos, pues no me privo de usarlos, por ello busco cuando los utilizo, encontrar el equilibrio u armonía en el resto del atuendo. Esto quiere decir, que no necesariamente son reglas que estamos condenadas a seguir, la elección siempre será nuestra y nada es definitivo o prohibido, pero conocer y aplicar determinadas cuestiones pueden potenciar nuestra imagen y arrojarnos resultados satisfactorios!

Continuando, si el rostro fuera redondo, evitar los aros redondos y si fuera corazón, que es el triángulo invertido, cuyas características son frente ancha, mandíbula y mentón finos terminando en forma puntiaguda, entonces debemos evitar aros que terminen en esta misma forma, si fuera cuadrado, evitar los cuadrados y así sucesivamente.

En cuanto a la cantidad de bijou que podemos ponernos sin excedernos para no quedar al mejor estilo “paño hippie” o mejor conocido como “arbolito de navidad”, yo diría que 3 es suficiente, ya que a ello debemos sumar cartera, lentes, etc.

Este número puede ser variable, de acuerdo al tipo de bijou y su tamaño. Recordemos que cada caso individual, tiene factores que lo hacen único y estas son normas, mas bien generales; utilizar tu criterio, gusto y personalidad, es tan importante o mas aún que las mismas.

Una práctica sencilla para medir armonía puede ser la siguiente: parada en frente al espejo, con un efecto tipo “nublado” en tu mirada observate; así podrías detectar si hay algo en tu imagen que sobresale demasiado rompiendo con el equilibrio.

Un abrazo,

Sol Fernández.

Bijou recomendadísima:

http://www.facebook.com/wwwpedrasdobrasilwordpresscom

http://www.alausanzadelaera.com.ar/




Cuando era chica, me contaban aquel cuento de la olla al final del Arco Iris que contenía monedas de oro y un duende que la custodiaba; pero si uno la encontraba, se hacía rico pues se quedaba con ella.
Aunque no tuve éxito y todavía la estoy buscando, además de que no recuerdo que pasaba con el duende, en caso de encontrarla…si quedo en mi memoria que al imaginarla, yo no quería monedas; lo primero que pensaba era que mi olla, estaría llena de joyas de todos los tamaños, colores y repleta de piedras preciosas…
Es como si lo lleváramos en la sangre, esta fascinación por adornarnos y colgarnos alhajas para sentirnos más bellas… sino como se explica que ya desde niñas, elijamos estos pequeños tesoros para jugar, en vez de autos, aviones y motos, como lo hacen los niños. Bueno…debo aclarar que si bien los autos no eran mi predilección, treparme a los árboles, jugar con bolitas o agarrarme a los trompazos con hermanos o vecinos eran otro tipo de prácticas que también disfrutaba… en fin, por suerte estaba mi madre, que me compraba tacitas, muñequitas y vestiditos además de incentivarme con el ejemplo, sin imaginar que después sufriría diariamente diferentes tipos de saqueos en su guardarropas, estuche de maquillajes y alhajeros… por no decir que aún lo sigue padeciendo…
La cuestión es que podrán ser más chicas, más grandes, plateadas, doradas, formales, hippies… hay infinidad de características y variedades, pero a que mujer no le gusta alguno de todos estos tesoros que actualmente llamamos bijou y quisiera encontrar su olla al final del Arco Iris!



La palabra mono pareciera ser una suerte de comodín. Hubo una época en la que era muy común decir «que mono te queda» o «estas muy mona» como una manera de expresar la belleza que algunos ojos veían; también para manifestar el desagrado acerca de una persona que si bien podía estar vestida con prendas de calidad, no habría sabido sacar partido de ellas, por su naturaleza de poca monta…»aunque se vista de seda, mona queda».

Por otro lado como sinónimo de una persona inexperta que tiene en sus manos algún objeto de valor que podría romper o arruinar, esta el famoso «mono con navaja» y el que titula la nota, que es una «argentinización» del popular dicho histórico referido a los Moros, para anunciar inminente peligro o persona no grata.

Para identificar una prenda, el mundo de la moda, no podía dejar de usarla y así llamamos entonces al Jumpsuit, pieza cuyo origen fue el de proteger y aislar del frío a los paracaidistas, extendiéndose luego a otros deportes y disciplinas como el esquí, el automovilismo o la mecánica.
Al igual que los blue jeans, el mono tuvo sus humildes comienzos como ropa de trabajo, pero a partir de 1960 fue integrado en la esfera de la alta moda.

Los 80 fue su «Epoca de oro», al punto de llegar a los grandes escenarios con artistas como Elvis Presley, Mick Jagger, Abba, Cher o Freddie Mercury y hasta le han dedicado una exposición: «Uno para todos y todos para uno» que se llevo a cabo entre el 2008 y 2009 en el Museo de Arte de Phoenix.
Katharine Hepburn lució un monograma de seda de una sola pieza en la película de 1937 «Stage Door»

«Estaba de moda para parecer que eran parte de la acción», dice Kevin Jones, historiador de vestuario en el Instituto de la Moda de Diseño y Merchandising en Los Ángeles.
Usado por las mujeres que trabajan en las fábricas durante la Segunda Guerra Mundial, ayudó a pavimentar el camino para los pantalones como vestimenta de mujeres aceptables.

La temporada pasada los hemos visto regresar y aunque es una prenda poco común, pues generalmente no esta presente en los guardarropas femeninos, seguirá apareciendo en la temporada que viene.
Particularmente a mi me encantan, por su simplicidad, elegancia y originalidad o como lo definen en la Wikipedia, una prenda con connotaciones de futurismo, ya que han sido con frecuencia utilizados en la ciencia ficción.

Llamados también overloles, catsuits o enterizos, son prendas de gran utilidad y múltiples estilos, de acuerdo a sus características. Podemos elegirlo para diferentes momentos, lugares o eventos aunque no hay que olvidar que el color, estampado y corte deben ser en función del tipo de silueta si queremos lograr un equilibrio que estilice.